lunes, 29 de abril de 2013

LOS BENEFICIOS DE LA MEDITACIÓN


Vivimos en un mundo en el que prima la acción y el ser sumamente productivo, frente al poder pararse y reflexionar, encontrar  tiempo para uno mismo, disfrutar… Todo se vive desde la urgencia, lo que a menudo provoca malestar, y muchas veces ansiedad.
Ante esto se hace necesario el poder permitirse un espacio de serenidad interior que nos ayude a sobrellevar nuestro día a día. Para esto, una de las prácticas que puedes realizar es la de la meditación.


La meditación es una práctica que cada vez se está extendiendo más por el mundo occidental. La mayoría la asocian a una práctica espiritual, al budismo… La realidad es que meditar tiene efectos muy beneficiosos para la salud, tanto física como en la salud mental.
Efectos:
-        Mejora la agilidad mental.
-        Aumenta la concentración, mejora la productividad, previene el estrés.
-        Alivia el dolor. Según un estudio publicado por la revista Pain es suficiente practicar 20 minutos al día para notar un importante alivio.
-        La práctica continuada actúa contra el insomnio, pudiendo en la mayor parte de los casos según estudios publicados dejar a un lado los somníferos.
-        Reduce la posibilidad de sufrir riesgo de enfermedades cardiovasculares, al reducir la presión la sanguínea.
-        Otros estudios, como los realizado en Canadá en Centre for Addiction and Mental Health de Canadá  demuestran que ayuda en casos como la depresión y la ansiedad, con una incidencia similar a la de los fármacos. Además, su práctica mantenida actúa como prevención a volver a desarrollar estos episodios en el futuro.

Algunos consejos para meditar:
-        Un ambiente tranquilo: Puede ser cualquier rincón de tu casa que te resulte agradable. Asegúrate que durante este tiempo no haya nada que te pueda interrumpir (por ejemplo, deja el teléfono en silencio).
-        Música relajante: no es imprescindible pero te ayudará en la meditación.
-        Ponte en una postura en la que estés cómodo: sentado en el suelo, en un sillón… no es conveniente tumbarse a menos que quieras quedarte dormido.
-        Concéntrate en tu respiración.
-        Deja que todos tus pensamientos se vayan yendo, no los juzgues, sean lo que sean. Simplemente vuelve a concentrarte sobre la respiración, cómo entra y sale de tu cuerpo.

Es conveniente lograr una práctica continuada. No es necesario que tenga que ser de mucha duración, con 20 minutos al día será suficiente.

La meditación tiene efectos beneficiosos para todas las edades: niños, adolescentes y adultos, puedes hacerlo tú solo,  o en compañía.


martes, 23 de abril de 2013

La herida de las pérdidas


    Todas las personas han sufrido pérdidas. Algunas, las más dolorosas, por la pérdida de un ser querido que ha fallecido. Otras veces, por rupturas con amigos, desengaños amorosos,  amigos que se van a vivir a otros países… Así mismo, también hay duelos por pérdidas materiales: la pérdida de una casa,  de un trabajo, de objetos importantes para nosotros…

    Siempre que hay una pérdida  es necesario hacer un duelo. Al perder, nos conectamos con el vacío que deja aquello que hemos perdido,  y nos conecta inevitablemente con el dolor.

    Hay personas a las que les asusta esta sensación e intentan huir de ella, intentando llenar rápidamente ese vacío sin llegar a despedirse de aquello que han perdido. Esto mismo les impide disfrutar realmente de las nuevas cosas, porque, aunque no lo expresen, el dolor sigue ahí, y hasta que no se le dé espacio y pueda expresarse no se irá. 


    A veces las personas cuando conectan con el dolor, temen que se vayan a quedar ahí para siempre.  Se sienten vulnerables, indefensas, sin energía, y parece que nada tiene ya sentido y les es difícil continuar adelante.

    Pero como todo, el dolor también pasa. Paradójicamente, si le permites estar, si le permites expresarse,  se irá yendo. Por eso es importante que las personas puedan encontrar momentos para poder hablar de lo que pasó, de lo que significó para sus vidas, de cómo les afecta, y que puedan llorar su pérdida.

    Es lo que se denomina duelo. El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida. Y en esta adaptación, en este proceso de duelo, la persona pasa por varias fases:

·            Negación: No creerse lo que ha pasado. Pensar que en realidad no ha ocurrido.
·         Enfado: Por no poder evitar lo que se ha perdido. Muchas veces la persona se enfada con la persona que se ha ido.
·        Negociación: Se intenta negociar de una forma implícita para que se le devuelva aquello que ha perdido.
·          Depresión: tristeza, se empieza a tomar conciencia real de aquello que se ha ido.
·           Aceptación y reconciliación: La persona es capaz de aceptarlo e integrarlo.

     En estas fases,  no tiene por qué seguirse en este orden, pueden ir cambiando y regresando a una anterior, pero es necesario atravesarlas para poder integrar lo ocurrido en su vida diaria, y poder continuar con la misma de una forma saludable.

    El  proceso que se realiza en la terapia,  es el acompañamiento por estas fases, para que la persona entienda lo que le está ocurriendo y  pueda ir atravesándolas, y  para que pueda expresar sus emociones hasta llegar de nuevo a un equilibrio y afrontar el cambio que supone para su vida esta pérdida.

miércoles, 17 de abril de 2013

Y tú, ¿cómo te comunicas? claves para una buena comunicación


Aunque cada vez tenemos más medios para comunicarnos (móvil, whatsupp, facebook, twiter...), lo cierto es que a menudo la manera de comunicarse no es la más adecuada, lo que genera graves conflictos, discusiones, enfados, malos entendidos...

  Por ello en este artículo quería  hacer una reflexión sobre las principales claves para mejorar la forma de relacionarnos, especialmente con aquellas personas que son más significativas en nuestras vidas:



-        Hablar en primera persona (cómo yo me siento), en lugar de en segunda (lo que tú haces). Si hablo de mí y de lo que yo siento me responsabilizo de lo que siento, si hablo sólo de lo que tú haces, te culpabilizo.
-        No murmurar, es decir, hablar directamente con la otra persona en lugar de  criticar todas aquellas cosas que no te gustan. Al fin y al cabo, hablar directamente con aquella persona con la que tienes el conflicto es la forma más directa, rápida y saludable de solucionarlo.
-        Ser concretos en qué cosas nos disgustan, o qué es lo que queremos… Ej.  En lugar de decir me gustaría que ayudaras más en casa, clarificar qué cosas son las que tendría que hacer y negociarlas.
-        No hacer juicios. “No es lo mismo decir: es que Juanito es un torpe”, que decir: “Juanito se ha caído de la bici”. Lo primero indica juicio, lo segundo un hecho que no desvaloriza.
-        No hacer generalizaciones: “Es que siempre llega tarde”. Cambiarlo por algo más concreto: “Las tres últimas veces que hemos quedado ha llegado veinte minutos tarde”.
-        Respetar el turno de palabra.
-        Escuchar lo que la otra persona tiene que decir.
-        Tratar con respeto a la otra persona, y utilizar un tono de voz adecuado. Algunas personas piensan que se las escucharán mejor cuanto más eleven el tono de voz, pero en realidad lo único que consiguen es que la otra persona se ponga a la defensiva.

En mi experiencia como psicoterapeuta he comprobado cómo los principales conflictos entre las personas muchas veces son debidos a una mala comunicación, y cómo, cuando aprenden a hacerlo adecuadamente, pudiendo expresarse y compartir sus pensamientos, sentimientos y emociones,sus relaciones se vuelven más honestas y satisfactorias.


lunes, 8 de abril de 2013

Masculino y femenino: un camino a la compresión.


Estamos viviendo en una sociedad de cambios. Las mujeres, tuvieron que adoptar características masculinas para acceder al trabajo y no limitarse al área doméstica y  al cuidado del hogar (fortaleza, competitividad…), teniendo que hacer esfuerzos titánicos para encontrar un lugar en el que poder realizarse.  A los hombres, cada vez se les pide más que sean capaces de mostrar sus sentimientos, el cariño, que nos comprendan…

Lo masculino y lo femenino podemos encontrarlo tanto en hombres como en mujeres.  Son dos opuestos de una misma cualidad. El objetivo es aprender a reconocer y aceptar y / o incorporar estas características a mi vida para utilizarlas en diferentes situaciones y que reviertan en mi propio bienestar.


Os invitamos a un taller en el que poder explorar estas características: una nueva visión entre lo masculino y lo femenino en la que se enriquecen mutuamente y se complementan.

Te invitamos a participar en este taller el Jueves 25 de Abril, de 19.00  a  21.00, donde podrás explorar las diferencias entre estas características a través del baile, relajación, visualizaciones…y experimentarlas de una forma lúdica y diferente.
Pasaremos un rato divertido.
Precio: 10e.
Contactar con:

b.alvarezpsicoterapia@gmail.com           699251287

Dirección: C/ Castelló 116, bajo A.  
Metro: Avenida de América y Diego de León.

jueves, 4 de abril de 2013

¿Cómo reconocer a un maltratador?




Podríamos distinguir dos tipos de perfiles:

  •     Sociópata: Se siente superior a las personas, las trata como objetos y disfruta haciendo daño a los demás. Tiende a saltarse las leyes, suelen tener antecendentes penales por robos, violencia… y en numerosas ocasiones se relacionan con el ámbito de la drogodependencia por su búsqueda de sensaciones fuertes. Su capacidad de amar es nula. No tiene reparos en humillarte delante de otras personas.
  • Maltratadores con baja autoestima, en su niñez han sufrido abusos, suelen provenir de familias disfuncionales en las que uno de sus progenitores (con frecuencia el padre), maltrataba a la madre y a ellos mismos. Se identifica con la figura del agresor porque ésta le da la sensación de fortaleza impidiendo asumir el miedo y la vulnerabilidad que vivió de niño. Son personas con inmaduras con un comportamiento infantil. Suelen  ser personas aisladas, con pocos amigos.  A menudo se mostrará cordial con otras personas, su cara oculta la muestra en la intimidad.




¿Qué hace el maltratador?
  •           Va seduciendo a su víctima: primero se acercará a ti, te regalará mil detalles, te dirá que eres todo para él y que sin ti no podría vivir. Aparentemente se enamorará de ti muy rápidamente y querrá pasar todo su tiempo contigo. En seguida querrá que os vayáis a vivir juntos.
  •           Te irá alejando progresivamente de tu familia y de tus amigos.
  •           Querrá controlar en todo momento con quién estás, qué haces… si no puede hacerlo físicamente, estará continuamente llamándote por el móvil.
  •           Irá destruyendo progresivamente tu autoestima: te sacará fallos, defectos, te culpará de sus arranques de ira, despreciará tus logros y todo lo que es importante para ti.
  •           Son egocéntricos,  todo tiene que girar a su alrededor.
  •           Después de un episodio de violencia , mostrará un aparente arrepentimiento, intentará de nuevo reconquistarte y vuelta a empezar.
  •           La escalada de violencia SIEMPRE  va en aumento: primero será un desprecio, malas palabras, después insultos, más tarde comenzará a romper y/ o golpear objetos, y por último descargará sobre ti su violencia físicamente.

    
  Por eso es fundamental que aprendamos a reconocer si a nuestro alrededor hay personas con estas características y tenerlas muy presentes. Si es así, ¡cuidado! Estás en presencia de un maltratador! Pon distancia de seguridad. No caigas en el error de pensar que si le tratas con cariño mejorará la situación, que no lo puede controlar pero que en el fondo te quiere,  que no te lo volverá a hacer, que cambiará…
 Está claro que necesitan ayuda, pero no la tuya, sino ayuda profesional de una terapia.

      No dejes que nadie te aleje de tu familia ni de tus amigos,  por muy enamorado que aparente estar, ya que es una trampa para lograr que dependas de él, y que, por mal que te trate, nunca le abandones. Nadie que realmente te quiera tratará de alejarte de tus seres queridos.

      Y sobre todo recuerda, en el amor una de las cosas fundamentales es el RESPETO,  y nadie tiene derecho  a vulnerar tu integridad.