Quizás uno de los temas más
espinosos dentro de una pareja sea el de la infidelidad.
Cuando nos embarcamos en una
pareja, se requiere un alto grado de esfuerzo, de compromiso, de aceptación de
la otra persona, de la implicación de uno mismo dentro de la propia
pareja….Dedicamos mucho tiempo y energía a estar con esta persona que hemos
elegido. Al principio todo es fácil, parece que va rodado.... es lo que
llamamos el enamoramiento, es la etapa de "mariposas en el estómago”,
cuando parece que todo entre tú y la otra persona son coincidencias, y las
diferencias o se ignoran o se ven como virtudes…. En esta fase todo son fuegos
artificiales, sentimiento y emoción, nos parece haber encontrado por fin a
nuestro príncipe azul, a la princesa de nuestros sueños, a lo que en la en la
mentalidad popular se ha denominado “nuestra media mitad”.
Pasada esta fase, que no suele
durar más de unos meses, empiezan las dificultades. Es cuando empieza a
consolidarse la pareja. Empezamos a ver
realmente al otro es, y no tanto la imagen ideal que nos habíamos contado, y
las diferencias empiezan a hacerse más patentes… ya no nos parece tan romántico
y pasamos de la ilusión a ver que hay cosas del otro que nos molestan, no nos
gustan o nos incomodan. En esta fase tenemos que aprender a negociar, entre
nuestros intereses, nuestras amistades, familia y aficciones… aprender a poder
estar bien con la otra persona sin renunciar a mi vida e incluyendo la vida de
mi pareja… y tenemos que aprender también a hacer concesiones… si hay algo que
para mi pareja es muy importante y puedo cambiarlo.
Pero a veces, en las parejas, y
muchas veces sin tan siquiera buscarlo (no vamos a hablar en este artículo de
los típicos Don Juanes, que buscan continuamente conquistar a numerosas
damiselas), aparece una tercera persona.
Alguien por quien de pronto te sientes atraído, que te pone nervios@ al
acercarse a ti, que de pronto activa en tu cuerpo y tu cerebro numerosas
emociones que ya tenías olvidadas (vuelven las mariposas, el estar todo el día
pensando en él/ella….)
En este momento, hay personas que
deciden dejar a su pareja y empezar con esta otra persona. Otras, intentan integrar a este tercero en sus
vidas, de una manera oculta. No quieren dejar a su pareja porque hay muchas
áreas de su vida que sí llenan, pero no pueden evitar la atracción que esta
otra persona ejerce sobre ella, y que llena otras áreas, probablemente igual de
importantes, que su pareja no llena. Empiezan las llamadas, los mensajes, el
verse a escondidas…. Y la persona que se mete en esta historia se debate entre
sentimientos y pensamientos muy contradictorios…. “Si yo quiero a mi pareja,
porqué siento esto por esta otra persona?” “le quiero y no quiero hacerle daño,
pero también quiero mucho a esta otra persona….” Surgen intensos sentimientos
de angustia, de culpa, de traición, y también de amor y de cariño…
En contra a la imagen popular en
la que parece que cuando alguien se involucra en este tipo de historias es
“porque es una mala persona”, “quería dividir un matrimonio”, “no le basta con
una, que quiere dos”…..y mil mensajes con juicios negativos que podríamos
rellenar….. las personas a las que les suceden sufren mucho con este tipo de
aventuras. Está el cariño, la pasión, el
temor ante que la pareja se entere, la angustia, tristeza…… Y no siempre son relaciones con un claro componente
sexual. Las mujeres se involucran más en este tipo de historias por un
componente emocional, de sentirse especiales, miradas, valoradas…
Es curioso cómo, en general,
disfrutamos viendo en las películas estas historias… recordemos “Los Puentes de
Madison”, o “El príncipe de las mareas”…. Y sin embargo en la vida real a la
gente le gustaría poder salir corriendo de estos líos amorosos.
¿Qué es lo que pasa? ¿Qué nos ocurre cuando
esto sucede en nuestras vidas?
A muchas personas les gustaría
pensar que eso jamás les sucederá, pero es algo que es bastante universal, está
en todas las culturas, en todas las épocas, y es algo que les sucede a hombres y a
mujeres. Lo que varía es el cómo.
Anteriormente, era el hombre era que solía tener una “querida”, y la esposa era
su mujer y la madre de sus hijos. En la actualidad, con la liberación femenina,
ha aumentado el número de mujeres que, teniendo pareja, ha tenido en algún
momento alguna historia de este tipo.
Es lo que se denominan
“relaciones triangulares”. Y en estas historias, podemos estar en cualquiera de
las partes del triángulo
No son inamovibles, podemos estar
en un momento de nuestras vidas siendo
El traicionado, y en otras movernos en cualquiera de las otras dos.
Normalmente este tipo de
historias tienen mucho que ver nuestra infancia, ya que partimos de un
triángulo amoroso entre: papá, mamá y yo… en el que, si no se han resuelto
adecuadamente las tensiones que puede general el vínculo entre papá- yo, mamá-
yo, papá y mamá….en lo que a afectos se refiere, podemos repetir los esquemas
que teníamos con ellos. Esto sucede mucho cuando se han tenido experiencias
traumáticas con alguno de los dos progenitores (ya sea por descalificaciones,
agresiones…), o en que los padres no han sabido marcar una distancia adecuada
con el niño y lo han echado bruscamente del lado de la pareja temiendo que les
pudiera “robar” el amor de su pareja.
También puede influir el que uno
de los dos padres haya tenido aventuras extramatrimoniales, identificándose, o bien con el traidor, o
bien con la “aparente víctima”.
En cualquier caso, y sea cual sea
el motivo que nos ha llevado hasta ahí, lo que está claro es que debajo de todo
hay un potente mensaje, un conflicto no resuelto que tenderá a salir una y otra
vez hasta que lo escuchemos y lo podamos resolver de una forma sana.
Volviendo la pareja, esto también
es un claro indicador de que algo en la pareja no va bien. Dedicamos mucho tiempo y energía y en la
pareja, en general, nos gusta la exclusividad que nuestra pareja nos
ofrece… Habría que pararse a ver qué es
lo que está pasando con esa pareja, cómo es la comunicación, qué es lo que me
está faltando… y cómo puedo solucionar esto.
Ver si se puede recuperar todo
aquello que nos llevó a estar juntos como pareja y a la realización de un
proyecto de vida común, cómo mejorar aquellos aspectos de la pareja que ahora
mismo están estancados… o, si en realidad me he dado cuenta de que ya no quiero
estar con esta persona, poder terminar la relación, ya que no puede ser con un
“final feliz”, que sea al menos con “un buen final”.
No podemos dividirnos por la
mitad para estar en dos relaciones, no, al menos, sin un alto coste energético,
emocional, y muchas veces, un elevado coste para la salud… Por eso recomiendo
que tengamos muy claros cuáles son nuestros límites, y respetar aquellos
límites que hayamos definido junto a nuestra pareja.
Por último indicar que para que
una pareja sea pareja, tiene que haber intimidad, confianza, comunicación y
sexualidad. Si alguno de estos componentes no se da o flaquea en la pareja,
generará un conflicto que podrá llegar a desencadenar o, en la ruptura de la
pareja, o en la búsqueda de alguien que llene ese vacío, con el consiguiente
sufrimiento para todos los involucrados.
Escrito por: Almudena.