viernes, 16 de noviembre de 2012

Los triángulos amorosos


Quizás uno de los temas más espinosos dentro de una pareja sea el de la infidelidad.
Cuando nos embarcamos en una pareja, se requiere un alto grado de esfuerzo, de compromiso, de aceptación de la otra persona, de la implicación de uno mismo dentro de la propia pareja….Dedicamos mucho tiempo y energía a estar con esta persona que hemos elegido. Al principio todo es fácil, parece que va rodado.... es lo que llamamos el enamoramiento, es la etapa de "mariposas en el estómago”, cuando parece que todo entre tú y la otra persona son coincidencias, y las diferencias o se ignoran o se ven como virtudes…. En esta fase todo son fuegos artificiales, sentimiento y emoción, nos parece haber encontrado por fin a nuestro príncipe azul, a la princesa de nuestros sueños, a lo que en la en la mentalidad popular se ha denominado “nuestra media mitad”.


Pasada esta fase, que no suele durar más de unos meses, empiezan las dificultades. Es cuando empieza a consolidarse la pareja.  Empezamos a ver realmente al otro es, y no tanto la imagen ideal que nos habíamos contado, y las diferencias empiezan a hacerse más patentes… ya no nos parece tan romántico y pasamos de la ilusión a ver que hay cosas del otro que nos molestan, no nos gustan o nos incomodan. En esta fase tenemos que aprender a negociar, entre nuestros intereses, nuestras amistades, familia y aficciones… aprender a poder estar bien con la otra persona sin renunciar a mi vida e incluyendo la vida de mi pareja… y tenemos que aprender también a hacer concesiones… si hay algo que para mi pareja es muy importante y puedo cambiarlo.


Pero a veces, en las parejas, y muchas veces sin tan siquiera buscarlo (no vamos a hablar en este artículo de los típicos Don Juanes, que buscan continuamente conquistar a numerosas damiselas), aparece una tercera persona.  Alguien por quien de pronto te sientes atraído, que te pone nervios@ al acercarse a ti, que de pronto activa en tu cuerpo y tu cerebro numerosas emociones que ya tenías olvidadas (vuelven las mariposas, el estar todo el día pensando en él/ella….) 

En este momento, hay personas que deciden dejar a su pareja y empezar con esta otra persona. Otras,  intentan integrar a este tercero en sus vidas, de una manera oculta. No quieren dejar a su pareja porque hay muchas áreas de su vida que sí llenan, pero no pueden evitar la atracción que esta otra persona ejerce sobre ella, y que llena otras áreas, probablemente igual de importantes, que su pareja no llena. Empiezan las llamadas, los mensajes, el verse a escondidas…. Y la persona que se mete en esta historia se debate entre sentimientos y pensamientos muy contradictorios…. “Si yo quiero a mi pareja, porqué siento esto por esta otra persona?” “le quiero y no quiero hacerle daño, pero también quiero mucho a esta otra persona….” Surgen intensos sentimientos de angustia, de culpa, de traición, y también de amor y de cariño…
En contra a la imagen popular en la que parece que cuando alguien se involucra en este tipo de historias es “porque es una mala persona”, “quería dividir un matrimonio”, “no le basta con una, que quiere dos”…..y mil mensajes con juicios negativos que podríamos rellenar….. las personas a las que les suceden sufren mucho con este tipo de aventuras.  Está el cariño, la pasión, el temor ante que la pareja se entere, la angustia, tristeza…… Y no siempre  son relaciones con un claro componente sexual. Las mujeres se involucran más en este tipo de historias por un componente emocional, de sentirse especiales, miradas, valoradas…

Es curioso cómo, en general, disfrutamos viendo en las películas estas historias… recordemos “Los Puentes de Madison”, o “El príncipe de las mareas”…. Y sin embargo en la vida real a la gente le gustaría poder salir corriendo de estos líos amorosos.



 ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué nos ocurre cuando esto sucede en nuestras vidas?
A muchas personas les gustaría pensar que eso jamás les sucederá, pero es algo que es bastante universal, está en todas las culturas, en todas las épocas, y es algo que les sucede a hombres y a mujeres. Lo que varía es el  cómo. Anteriormente, era el hombre era que solía tener una “querida”, y la esposa era su mujer y la madre de sus hijos. En la actualidad, con la liberación femenina, ha aumentado el número de mujeres que, teniendo pareja, ha tenido en algún momento alguna historia de este tipo.

Es lo que se denominan “relaciones triangulares”. Y en estas historias, podemos estar en cualquiera de las partes del triángulo
                          


No son inamovibles, podemos estar en un momento de nuestras vidas siendo  El traicionado, y en otras movernos en cualquiera de las otras dos.

Normalmente este tipo de historias tienen mucho que ver nuestra infancia, ya que partimos de un triángulo amoroso entre:  papá, mamá  y yo… en el que, si no se han resuelto adecuadamente las tensiones que puede general el vínculo entre papá- yo, mamá- yo, papá y mamá….en lo que a afectos se refiere, podemos repetir los esquemas que teníamos con ellos. Esto sucede mucho cuando se han tenido experiencias traumáticas con alguno de los dos progenitores (ya sea por descalificaciones, agresiones…), o en que los padres no han sabido marcar una distancia adecuada con el niño y lo han echado bruscamente del lado de la pareja temiendo que les pudiera “robar” el amor de su pareja.
También puede influir el que uno de los dos padres haya tenido aventuras extramatrimoniales,  identificándose, o bien con el traidor, o bien con la “aparente víctima”.

En cualquier caso, y sea cual sea el motivo que nos ha llevado hasta ahí, lo que está claro es que debajo de todo hay un potente mensaje, un conflicto no resuelto que tenderá a salir una y otra vez hasta que lo escuchemos y lo podamos resolver de una forma sana.

Volviendo la pareja, esto también es un claro indicador de que algo en la pareja no va bien.  Dedicamos mucho tiempo y energía y en la pareja, en general, nos gusta la exclusividad que nuestra pareja nos ofrece…   Habría que pararse a ver qué es lo que está pasando con esa pareja, cómo es la comunicación, qué es lo que me está faltando… y cómo puedo solucionar esto.
Ver si se puede recuperar todo aquello que nos llevó a estar juntos como pareja y a la realización de un proyecto de vida común, cómo mejorar aquellos aspectos de la pareja que ahora mismo están estancados… o, si en realidad me he dado cuenta de que ya no quiero estar con esta persona, poder terminar la relación, ya que no puede ser con un “final feliz”, que sea al menos con “un buen final”.

No podemos dividirnos por la mitad para estar en dos relaciones, no, al menos, sin un alto coste energético, emocional, y muchas veces, un elevado coste para la salud… Por eso recomiendo que tengamos muy claros cuáles son nuestros límites, y respetar aquellos límites que hayamos definido junto a nuestra pareja.
Por último indicar que para que una pareja sea pareja, tiene que haber intimidad, confianza, comunicación y sexualidad. Si alguno de estos componentes no se da o flaquea en la pareja, generará un conflicto que podrá llegar a desencadenar o, en la ruptura de la pareja, o en la búsqueda de alguien que llene ese vacío, con el consiguiente sufrimiento para todos los involucrados.


Escrito por: Almudena.
                    

viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Porqué ir a una terapia?


A menudo la gente llega a terapia porque hay algo que le está causando sufrimiento, a veces no sabe muy bien qué es, otras lo tienen perfectamente identificado.
Pero la mayoría de la gente viene con la ilusión de poder encontrarse rápidamente bien, como si de la pastilla que otorga la felicidad se tratara, sin querer ver las heridas que les han llevado hasta allí, sin querer realizar ningún cambio en sus vidas.


Esto es normal, queremos que nos saquen de nuestro sufrimiento pero no queremos realizar cambios, es más cómodo la seguridad de lo conocido que la inseguridad que nos da lo incierto.  Es necesaria valentía y fortaleza para atreverse a pararse y revisar qué es lo que me pasa, qué es lo que me ha llevado a esta situación en la que me encuentro hoy, qué he hecho o he dejado de hacer  para acabar encontrándome así….

 Con el tiempo y la confianza que va dando un proceso terapéutico, podremos revisar todo esto, nuestros miedos, nuestra historia…un sitio que es sólo para ti y en el que puedes hablar de todo, sin el temor a los juicios, a las críticas…. Nos encontramos en un espacio seguro en el que poder revisar dónde estamos, qué queremos, con quién queremos y cómo queremos estar….

Aprendemos también que para sanar una herida, como si de una herida física se tratara, a menudo también hay que  tocarla, despacio, con ternura, pero que esa herida escuece  al tratar de limpiarla para que pueda cicatrizar. Aprendemos que no sólo es importante aprender a sentirse bien y disfrutar de la alegría, sino que es igual de importante aprender a llorar, aceptar las pérdidas, atravesar losduelos  aprendemos que el miedo tiene un mensaje muy importante que decirnos y que es bueno que lo escuchemos, nos dará pistas de por dónde tenemos que seguir para sentirnos más seguros. Aprenderemos que a veces es necesario enfadarse y poder decir “hasta aquí”, porque necesitamos poner límites , entre uno mismo y el mundo, entre uno mismo y el otro, para no dejarnos avasallar y respetar nuestro propio espacio…. Aprendemos también que la envidia en sí misma no es mala, sólo nos recuerda aquellas cosas que son importantes para nosotros, que otra persona sí ha podido conseguir (quizás le podríamos preguntar a esa persona algún consejo que nos ayudase a conseguir eso mismo).

Aprendemos que es tan importante poder apoyarse en alguien, como ser capaz de apoyarnos a nosotros mismos. Y es que la terapia es un camino al autoapoyo, a poder asentarme sobre mis propios pies, y decir: “este soy yo”, “aquí estoy”…. Con mis virtudes y mis carencias, con mis deseos, con mis miedos, con mis ilusiones…. Que son tan preciosas como las de cualquier otra persona. Es importante poder aceptar que yo tengo derecho a ser quien soy, no quién quiere que sea mi padre, mi pareja, mi mejor amiga, mi yo ideal…..   yo soy así, y está bien ser como soy.

Si estas pasando por una época difícil en tu vida y necesitas un apoyo, puedes contactar conmigo y concertar una cita. La primera cita es gratuita para que podamos conocernos y ver en qué puedo ayudarte.

Escrito por: Almudena.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

QUERERSE BIEN...venciendo a nuestro peor enemigo




Hay un dicho que reza “El peor enemigo que tenemos somos nosotros mismos”, y es verdad.  Si nos paramos a escuchar  y reflexionamos, cuántas veces a lo largo del  día pensamos  “ yo no soy capaz….”, “no podré hacerlo….”, “habría sido mejor que dijera / o no dijera ….” , “si yo fuera más….”…. podemos rellenar las frases con todo aquello que se nos ocurra, y seguro que nos saldría una lista larga.
  A veces uno no es consciente de ello, y lo camufla en un mecanismo que se llama proyección,  y que consiste en trasladar al otro cualidades que consideramos “negativas” en nosotros mismos…. “Es que  fulano es tan egoísta……”, “nunca me tienes en cuenta, no tienes detalles conmigo…..   ¿Qué pasaría si en lugar de poner fuera, lo pusiéramos en tiempo presente y en primera persona?  …. “A veces puedo ser egoísta” (egoísta en sí misma no es una característica buena o mala, es uno mismo el que le pone la connotación; de hecho, hay un egoísmo sano y necesario para vivir). “ Yo no me tengo en cuenta, no tengo detalles conmigo”…..



  Si somos capaces de ver cómo nos tratamos a nosotros mismos y trabajamos en tener una buena relación (ya que en la vida, siempre podemos cambiar de amigos, de pareja…. Pero tendremos que seguir con nosotros mismos, así que nos iría mejor en invertir tiempo y energía en conseguir una relación sana con uno mismo), seríamos mucho más capaces de enfrentarnos a las dificultades que a veces conlleva la vida, y también de disfrutar de los placeres que ofrece.


 Pero, ¿por qué hacemos esto? ¿cómo hemos llegado a este punto?  De creer que no somos válidos, que no podremos confiar en nosotros mismos y nuestra capacidades... que necesitamos que alguien desde fuera nos diga lo mucho que valemos y aun así no llegamos a creerlo y devaluamos el regalo que esa persona nos está ofreciendo….
Esto en un proceso muy complejo, y conllevaría un análisis en profundidad de cada uno, pero a rasgos generales, hay un componente educativo y sobre todo familiar que está en la base de todos estos complejos. Si nos hemos criado con un padre / una madre que, consciente o inconscientemente nos lanzaba mensajes del  tipo…. “tú sóla no puedes….”, “no sabes hacer nada…..”, “déjame que ya lo hago yo…. (mejor que tú)”…. “nunca valdrás para nada….”
O con otro tipo de mensajes, que transmiten desconfianza hacia el mundo y hacia las personas: “los hombres sólo quieren una cosa…”, “tienes que hacerte respetar…. (no se te ocurra mostrar deseo por un hombre….”, “las amigas te querrán quitar al novio… no confíes en ellas”...


 …. Muchas  veces, sin quererlo, y sin saberlo, nos tragamos todos estos mensajes, dando por sentado y sin digerir una realidad, que, por provenir de una figura significativa para nosotros, no ponemos en cuestionamiento… y la pasamos a adoptar como propia.

Es bueno y necesario que pasemos a revisar todos estos mensajes y críticas que en el día a día nos están interfiriendo, que podamos diferenciar y ver que son mensajes que nos lanzaron pero que no necesariamente se corresponden con quiénes realmente somos y lo que realmente podemos hacer. En aquel momento no pudimos hacer nada, un niño no tiene la capacidad de poner en cuestionamiento lo que dicen sus padres, a los que ven en posesión dela verdad, pero ahora, somos adultos, y tenemos que aprender a soltar todos aquellos mandatos que nos encadenan al miedo y a no explorar todas nuestras capacidades, y arriesgarnos a ver quiénes realmente somos, y todo lo que valemos.
Porque tú éres único, diferente, especial, que vale tanto como cualquier otra persona.
Aprender a querernos, a cuidarnos, a valorarnos… nos ayudará a estar mejor con nosotros mismos y con aquellas personas con las que queramos estar. 

Escrito por: Almudena.