martes, 29 de enero de 2013

De la FURIA y la TRISTEZA


A menudo se confunden sentimientos tan diferentes como son la furia y la tristeza. Puede parecer sorprenderte, ya que no se parecen en nada, pero tras esto hay motivos importantes para aquellas personas a las que le sucede, motivos que muchas veces son inconscientes.
¿Por qué una persona que se siente enfadada puede aparentar tristeza, o incluso, llegar a sentirse profundamente triste?
-          En nuestra sociedad está mucho más aceptada la tristeza que el enfado.
-          Si me siento triste, automáticamente se genera en el otro una respuesta de “cuidado” hacia nosotros mismos, de que no nos hagan daño…. Mientras que si muestro el enfado, suele crear en el otro una postura defensiva. Es como si hubiéramos identificado la tristeza con una postura de “víctima” y el enfado con una de “agresor”. La tristeza suele generar compasión, el enfado suele generar rechazo, distancia…. En un intento de protección.
-          Miedo a perder a la otra persona si muestro mi enfado.
Sin embargo, como todo, esto también tiene sus costes:
-          Muchas depresiones se producen por la incapacidad de la persona de enfadarse con otras personas, con sucesos…. Y lo que hace es volver ese enfado hacia sí mismo, quitándose la ganas de hacer cosas, de estar con otras personas, de comer, y  a veces hasta de vivir.
-          Nos pone en una postura de alguien “incapaz”, que no es capaz de cuidarse y protegerse a sí mismo, buscando que sean otros los que nos protejan.
-          Nos quita la posibilidad de hablar desde una posición más madura de los problemas que puedan surgir con otras personas.
-          Nos quita energía y fuerza para superar obstáculos y defender nuestro propio espacio, y de marcar límites a otras personas.








También, por el contrario, aunque es menos común, hay personas que ante la tristeza lo que muestran es enfado, para no sentirse expuestos ni vulnerables, pero esto les resta la oportunidad de acercamiento de otras personas para acompañarlas en ese sentimiento de dolor.

No hay nada de malo en sentirse triste, ni enfadado, pero es recomendable no confundir ambos sentimientos para que podamos atravesarlos y recuperar  las ganas  y la energía que gastamos intentando que no se vea el sentimiento que realmente está escondido en nuestro interior. Hay que atreverse a ser uno mismo, y a aceptar que lo que estoy sintiendo, sea lo que sea, es algo válido y tengo derecho a sentirlo.

Os dejo un enlace a un cuento muy bello de Jorge Bucay que refleja  esta confusión de sentimientos:
http://www.youtube.com/watch?v=7e2zEuS-jn4



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