En los últimos años en nuestra sociedad ha cambiado
radicalmente la visión sobre el consumo del tabaco. Se pasó de ser algo que se
fomentaba, un hábito incluso de relaciones sociales, a algo que ha alertado a
que se hayan paralizado las campañas televisivas que abogaban por el consumo
del tabaco pasando a alertar a la población sobre las graves y dañinas
consecuencias que tiene su consumo continuado.
Hay una
gran parte de responsabilidad en el consumo de tabaco en el que mucho tuvo que ver la publicidad: si recordáis
antiguo anuncios de tabaco y os paráis a analizarlos, se puede ver claramente
cómo se busca la asociación de “si consumo tabaco… (de la marca X), conseguiré
ser más atractivo, tener mayor éxito, sentirme más libre, ser más social, ligar
más… Echadle un vistazo a los antiguos anuncios y os sorprenderéis.
Además, en la publicidad había anuncios que pasan tan rápido
que nuestros ojos no los ven pero nuestro cerebro sí: si pasásemos las imágenes
ralentizando la velocidad, se puede ver que hay incluso anuncios en los que se
podía ver claramente escrito en humo “FUMA”, algo que nuestra parte consciente
ha pasado por alto dada la velocidad a la que ha pasado, que nuestra parte
inconsciente sí recoge.
También
influyen factores como la familia (padres o hermanos fumadores), amigos (que es
con quien suele iniciarse en el consumo de tabaco), presión social…
Pero todo esto no exime para que
cada uno asuma su propia responsabilidad sobre la decisión de continuar fumando
o no.
Como en cualquier tipo de dependencia, en la del tabaco
intervienen dos factores:
Ø
Físico: El cuerpo se ha habituado a estas
sustancias adictivas. Esta es la fase más fácil de superar, no suele durar más
de una semana, aunque depende también de la persona, y de la cantidad de tabaco
que fumase.
Ø
Psicológico: El tabaco, como cualquier
otra sustancia, suele cubrir en aquellas personas que lo consumen algún tipo de
vacío o de carencia. Encubre sentimientos de ansiedad, nerviosismo,
inferioridad… Esta dependencia psicológica es la más complicada, ya que
requiere de una serie de esfuerzo y de conciencia por parte de la persona para
poder superarla.
Hablemos sobre algunas
delas realidades del tabaco:
- Es excitante: Sé que para muchos fumadores esto parece ser contradictorio, porque lo usan para relajarse, pero en realidad es excitante. La relajación se da por el hecho de que el cuerpo está habituado a una serie de sustancias que contienen los cigarrillos que al descender los niveles habituales en el cuerpo producen el llamado “síndrome de abstinencia”. La nicotina es una de las sustancias, pero en realidad los niveles de nicotina que tienen los actuales cigarrillos se ha reducido considerablemente. Según el Comité Nacional de Prevención de Tabaquismo, los fabricantes añaden entre 400 y 600 sustancias que lo vuelven aún más adictivo; y la mitad de nicotina que hace 40años.
- Si lo pensáis, es la sustancia que más rápidamente produce síndrome abstinencia. Preguntadle a un fumador cuál es el tiempo máximo que puede estar sin consumir un cigarrillo y cada cuánto les apetece un cigarrillo.
- Huele y sabe mal. Todos los que han fumado recuerdan que la primera vez que lo hicieron se sintieron mal, mal sabor, tos, mareo… Además el consumo continuado hace que se pierda capacidad de degustar sabores y de distinguir olores. Esto es algo que se recuperará una vez que la persona deje de fumar.
Veamos más concretamente algunas de las
repercusiones físicas y psicólogicas del tabaco:
v
Reacción de abstinencia, irritabilidad,
insomnio, ansiedad, depresión, aumento de apetito, complicaciones en el
embarazo…
v
Entre las enfermedades físicas destacamos:
cáncer de pulmón, ataques cardíacos, enfisema, presión arterial alta, úlceras,
cáncer oral, pérdida de deseo sexual, disminuye la fertilidad, arrugas en la
piel (al disminuir el riego sanguíneo…).
Si estás pensando en que tal vez sea un buen momento para
dejar de fumar, te vendrá bien tener en cuenta los siguientes consejos:
-
Elegir
un momento en el que uno está tranquilo.
Es normal al principio de dejar de fumar sentir algo de inquietud.
-
Valorar
los pros y los contras de dejar el fumar, sobre todo, el por qué quieres
dejar de fumar y tenerlo presente. Tener en cuanta qué beneficios obtienes al
fumar y cambiarlos por hábitos más saludables te ayudará a llevarlo mejor. Por
ejemplo, si fumar te ayuda a calmar el nerviosismo, busca alternativas: clases
de meditación, hacer deporte, mascar un chicle…
-
Una vez decidido, ser consciente del último cigarrillo.
-
Ponerse
plazos cortos. Hay personas que pensar “que no van a fumar nunca más”,
aunque sea lo que a priori quieren, les genera más inquietud.
-
Retirar
los objetos principales que tengas asociados al tabaco: paquetes de
tabaco, ceniceros, cerillas, mecheros... (no basta con guardarlos en el último
rincón de tu dormitorio, se trata de eliminarlos y de dificultar la
accesibilidad a ellos).
-
Habla
con tus amigos y familiares sobre esta decisión, y especialmente a los
fumadores, que no te ofrezcan tabaco.
-
Tener
en cuenta que hay muchas situaciones que ya has asociado al tabaco:
ejemplo, tomar un café, salir a tomar algo con amigos o compañeros del trabajo…
Esto lleva un tiempo, pero igual que en su momento lo asociaste al tabaco,
ahora puedes reaprender y hacer nuevas asociaciones más saludables para ti.
-
No
te castigues si hay alguna recaída. Pon conciencia en qué ha ocurrido y
qué factores han influido en que vuelvas a fumar.
-
Felicítate
por los logros obtenidos. Una
buena opción aquí es ir recogiendo el dinero que invertirías en tabaco y
utilizarlo después en algo que te guste para premiarte: un bolso, aquella camisa que querías…
-
Y sobre todo: no digas aquello de “si
yo quiero… pero es que no soy capaz”. Si realmente quieres hacerlo y te lo
propones, lo conseguirás.
Cuando lleves
ya un tiempo sin fumar, pon especial atención en aquellos eventos sociales en
los que más posibilidades hay de fumar: bodas, celebraciones, Navidades….Ten en
cuenta que un fumador nunca deja de serlo, por lo que la única opción para no
recaer es no fumarte “ese cigarrillo”, y desde luego, no fumar un cigarrillo
para premiarse por llevar X tiempo sin fumar (un error muy habitual en persona
que han conseguido dejar de fumar un tiempo considerable).
No obstante, si con estos consejos aún te resulta muy difícil
dejarlo, también puedes recurrir a tu médico para una ayuda farmacológica, y
pedir ayuda terapéutica.